Todos dicen, siempre lo han dicho, que mis textos son muy largos, que los poemas y los cuentos y los capítulos, y supongo que hasta las entradas de este diario, son larguísimas y que eso les echa para atrás.
Será verdad.
No por eso, supongo, me corregiré por más que lo intente. Al final parece que tengo mucho que decir y no digo nada, me reitero, se pierde la intensidad.
Es un defecto que me sucede desde siempre, desde que tenía trece años. Parece un poco tarde para lograrlo. Tengo la impresión de que siempre queda algo por decir, por aclarar, por apuntar… Y lo peor es que no sé cómo corregirme.
Seguiré intentándolo… Me seguiré aplicando, aunque no creo que lo consiga.