Cómplices

Lunes, 11 de febrero de 2013


Hay determinadas fechas que pasarán a los anales de la historia. Hoy es una de ellas. Esta vez no es una exageración de las que estamos habituados a proclamar en esta época, en la que cualquier acontecimiento fuera de lo habitual adquiere este calificativo.
Sin embargo, por muy histórica que sea la renuncia de un papa (técnicamente el quinto de la historia, aunque en puridad el segundo —suponiendo que nada haya escondido tras esta decisión de Joseph Ratzinger—), poco influye en la cotidianidad de la mayoría de vidas (incluso de los católicos practicantes).
Podría ser un momento para la esperanza, pero no soy optimista. En la jerarquía y en la curia vaticana creen que han conseguido dominar al viento, domesticarlo para que permanezca tranquilo, apenas una leve brisa, dentro de un jaula y, pelean con uñas y dientes porque todo continúe de este modo.
Entretanto el viento sigue a lo suyo, soplando allá donde quiere, con la fuerza que quiere y sobre quien quiere.