Cómplices

Domingo, 13 de febrero de 2011

En el Magreb continúa prendida la mecha en busca de la libertad. Según leo y escucho, en Yemen y Argelia, las cosas se ponen tensas, en Argelia especialmente. Pero los tiranos de la zona están avisados y algunos movimientos van a resultar más complicados. Me parece imposible que no cambien muchas cosas en todo el Norte de África, incluso en buena parte de la Península Arábiga y la zona del Golfo Pérsico, pero también creo que no va a resultar tan sencillo.
Está claro, siempre lo ha estado, que el ejercicio del poder genera adicción, y me da la impresión que el ejercicio del poder absoluto, genera adicción absoluta (además de corrupción, crímenes y todo tipo de bazofia absoluta).
En la Plaza de Tahrir todavía quedan manifestantes, todavía quedan grupos que no se creen del todo lo que está pasando. Mejor dicho, no se fían. Quieren más garantías, más seguridad de que lo prometido es algo más que meras declaraciones de buenas intenciones, quieren hechos.
Recomiendo la lectura de este artículo de El País titulado significativamente. “Así son los jóvenes que acabaron con el Faraón”.
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He estado escuchando a Odón Elorza, el Alcalde de San Sebastián, en una pequeña entrevista que le han hecho durante el informativo de las dos y media de La Cadena Ser.
[Antes de ir al asunto, una digresión. Estaba (el alcalde) en Sevilla en la convención que allí celebra el PSOE, como hace unas semanas la celebró el PP. El PP está en otro lugar con lo mismo. O sea que no ha empezado la campaña electoral y ya tenemos a los políticos de convenciones previas, que es un modo más sutil de hacerla. Sólo una cosa tienen que evitar, pedir directamente el voto. Todo lo demás cuela… Y aún nos faltan tres meses y una semana… Lo que habrá que oír.]
La razón de la entrevista (y cojo el hilo) era la conveniencia o no de legalizar la nueva marca de la izquierda aberztale (Sortu) para que pudieran presentarse en las próximas elecciones.
Parece, como sucede en tantos ámbitos que, de la primera, cerrada y casi unánime negativa, se comienzan a vislumbrar matices de apreciación que implican alguna discrepancia sobre el modo de actuar con este grupo. Según he colegido, han sido otras declaraciones a la misma emisora esta mañana del presidente del PSOE en Euzkadi las que han iniciado esta reflexión.
Odón Elorza, como suele decirse, no da puntada sin hilo, y ha dicho que sería moral y éticamente deseable que esta nueva agrupación política condenase, no sólo la futura violencia de los criminales, mafiosos, cobardes y crueles etarras, sino también la pasada, ésa que ha regado de tanta sangre y dolor tantos puntos de la geografía española, vasca (e incluso francesa). Sobre si esa condena es jurídica o legalmente exigible, ha dicho que no se puede pronunciar, pues sobre eso tendrán que decidir los jueces.
Creo que el debate ha dado otro paso más. Sutil, si se quiere, pero un paso al fin y al cabo.
Por aclarar del todo mi posición, no me preocupa que se hable de lo que se tenga que hablar en cualquier parte. Cuando se llegue a ese punto del discurso, entonces, si lo creo oportuno, daré mi opinión. Lo que digo es que es total y absolutamente imposible hablar de cualquier cosa, cuando supones que tu interlocutor te puede estar apuntando con un arma. Las mínimas reglas del juego democrático están siendo vulneradas, por tanto no se puede hablar.
Como la inmensa mayoría de los españoles, no me fío. Sé que es poco piadoso por mi parte, pero no me fío. Cuando el día de nochevieja de 2006 los etarras reventaron el aparcamiento de la T-4 de Barajas y, lo que es peor, se llevaron por delante la vida de dos seres humanos (dos inmigrantes ecuatorianos, para mayor dolor nuestro y mayor vergüenza de estos monstruos que así demuestran la defensa de la clase trabajadora) pusieron muy difíciles las cosas a cualquiera con un mínimo de coherencia.
El futuro no está escrito. Lo iremos escribiendo a fuerza de seguir en el empeño, pero hay determinadas líneas que se hacen complicadas de transitar. Y ésta, bajo mi punto de vista, es una de ellas. Creo que el sentido común pide dos cosas bien fáciles de entender, pero bien difíciles de ejecutar: la autodisolución de la banda de asesinos de modo fehaciente y que los nuevos abertzales rompan sin ambages con la dictadura de los criminales.
Se avecinan semanas complejas, semanas en la que habremos de escuchar y leer muchas cosas sobre esto, quizá algunas veces pensemos que son necesarios, más que políticos prestidigitadores, pero quizá con que aparecieran estadistas sensatos sería suficiente.
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Esta mañana he leído el artículo semanal de la columna de Javier Marías, en el que habla sobre la iniciativa habida en la Junta de Andalucía (nada menos que por cuatro consejerías) para intentar crear las bases en los escolares de un idioma no machista y respetuoso con el medio ambiente. (Como los más perspicaces habrán notado, remito a su blog y no al País Semanal, pues soy incapaz de dar con la revista a través de la edición digital del periódico... )
Si es como lo cuenta, algunos están perdiendo el rumbo y están demostrando que la ociosidad es muy perniciosa para el desarrollo intelectual de los individuos (¿individuas?).
Lo malo es que de estos ociosos y ociosas, de ellos y ellas, depende una porción (¿parcela será más ecológico?) de lo que los viejos latinos llamaban res publica, que no se refiere a los vacunos o vacunas, sino a la administración de los asuntos que competen a todos… y a todas…
En fin que, como en las últimas semanas, los artículos del madrileño son pura prueba de sensatez. (Ya que lo menciono y si alguno tiene interés y no los ha leído, el tema era las nuevas reglas de la ortografía española y su incongruencia)
Que un articulista tenga que escribir en contra de la insensatez, tampoco es la mejor de las noticias que se puede dar sobre el funcionamiento cotidiano de lo público.
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Ya he corregido las últimas pruebas de Versos como carne. Va a quedar muy, pero que muy bien. A mí me gusta.
Ahora que ya está tan cerca su conversión en libro, me empiezo a preguntar sobre la presentación, la persona a quien encargársela, el lugar, el día. Me gustaría que fuese en el mes de marzo, antes del día veintiséis, fecha en la que se celebrará el recital con motivo del II día Internacional de la Poesía en el Teatro Juan Bravo, pero ya se verá.
De momento no desvelaré mis ideas, en cuanto las vaya desovillando vendrán a ocupar su lugar en este rincón.
Necesariamente no será muy tarde.
Por cierto, está empezando a llover. Tan débilmente que el pavimento parece acariciado, más que mojado, pero llueve… Esperemos que las rutilantes estrellas del cine español no queden diluidas esta noche, la noche de los Goya. A ver si nos divertimos.