Cómplices

Sábado, 12 de febrero de 2011

Hoy ha sido un día que podría definir como una jornada que ha crecido hacia adentro, que se ha hecho, más que larga, honda. Más que extensa, intensa. Y eso que casi no he salido de casa, salvo la caminata de un par de horas de esta tarde, que ha servido, como siempre que bajo hasta la Fuencisla para oxigenarme el cerebro y la vista.
Por la mañana me he puesto bien temprano a la tarea, para eso es fin de semana…
Sólo esta frase sería para catalogarme en el grupo de los seres extraños. Los mortales normales dedican el fin de semana a descansar, a repanchingarse sobre la vida y sobre las horas, por así decir. Para mí es el verdadero tiempo de la semana que puedo dedicar a escribir en condiciones. Un tiempo largo, de horizontes anchos, creo que se me entiende. Un tiempo en que nada ni nadie te interrumpirá… Y para eso hay que madrugar (o sea hay que seguir madrugando, no tanto como los días laborales, pero…). En consecuencia antes de las ocho y media de la mañana estaba delante de la hoja en blanco (entiéndase pantalla en blanco) a seguir con el poema que me traigo entre manos.
Anoche, casi por error, compré un e-book. El primero que compro en mi vida. Se trata de La casa roja el libro de poemas de Juan Carlos García Mestre con que obtuvo el Premio Nacional de Poesía de 2008 ó 2009, no recuerdo bien. Una vez comprado, me enteré que tenía que instalarme el programa informático que hace posible la lectura de estos libros.
Casi una hora para toda la operación. Uno, que es un manazas; pero ya está instalado y cargado el libro de poemas.
No me acostumbro.
El caso es que habrá que hacerlo, porque es el camino que  las empresas editoriales y las tecnológicas y parece ser que los tiempos, han decidido que se siga, pero no me gusta, no estoy cómodo, me parece frío, distante. No negaré las ventajas (es algo evidente y mucho se ha escrito sobre ello) pero creo que me terminaré imprimiendo el libro. Será la manera de disfrutarlo.
Pero aparte de esta anécdota quiero decir que el vistazo que he echado al libro me ha producido una doble sensación. Por una parte que la forma que estoy dando a mi libro no está muy alejada de determinados presupuestos, pero, por otra que estoy muy lejos de otras concepciones poéticas.
Lo peor del asunto es que no sé qué me satisface o me incomoda más.
Juan Carlos Mestre, en una ocasión, me dijo que determinado libro mío (Eterna luz sonora) merecía estar en la colección de poesía de la editorial que publica el premio de poesía Gil de Biedma que otorga la Diputación Provincial de Segovia. Él presidió el pre-jurado y seleccionó el libro para la final. Sin embargo el jurado no lo entendió del mismo modo. Lo curioso es que mi libro no se parece en nada al estilo a la poética que rige la obra del leonés del que también he leído La poesía ha caído en desgracia, cuando obtuvo el Gil de Biedma, hace ya muchos años, en una de las primeras ediciones del certamen.
¿Quiere decir esto que la calidad de una obra puede ser apreciada con independencia del estilo de cada uno?
Probablemente.
Sin embargo este tipo de generosidad no es lo más habitual. No sé por qué, pero no se suele dar, quien no comparte estilo es tachado, o al menos señalado como sospechoso.
En los blog, no.
En los blog suceden otras cosas. Quizá su viveza y el hecho de una actitud básica de compartir la creación con los demás, ayude a cierta disposición de ánimo.
En los blog estoy aprendiendo mucho.
De algún modo vuelvo a ser el bachiller que tiene que estudiar y gustar de todos los géneros y estilos. Y esto, a qué dudarlo, a uno le pone no sólo de buen humor, sino que le permite adquirir ideas y aprender cosas que de otro modo sería más difícil.
* * *
A partir de las ocho he estado viendo el fútbol. El Molinón estaba completamente lleno, con ambiente entusiasta en la grada. El Spórting de Gijón casi da la campanada.  Ha faltado muy poco para que ganase al todopoderoso y casi perfecto Barça. Ha acabado el encuentro con empate a uno que, a la vista de cómo va la temporada, es todo un éxito para los asturianos. Ha sido un partido de poder a poder, en el sentido de que los de Mareo no se han arrugado y han planteado el partido conociendo sus fuerzas, sus armas y, al parecer, algunas debilidades culés.
O es que no todo el mundo está inspirado todos los días.
El caso es que aunque los del Barça no han hecho más que tener el balón en su poder (como es habitual en las últimas tres temporadas), sin embargo, ha sido una posesión plana, sin peligro, por una vez (y no sé si será un precedente) se puede decir que han sobado el balón para nada, o casi para nada.
Eso sí el gol de David Villa ha sido magnífico.
Recordando lo sucedido hace unos meses entre Mourinho (el desagradable entrenador merengue) y Preciado (el visceral etrenador sportinguista), creo que, como mínimo, el portugués debería felicitar públicamente a cuadro gijonés y a su entrenador. Me parece lo mínimo. Un mínimo de decencia le obliga a ello.
Si el Madrid no falla mañana, habrá recuperado un par de puntos.
Quien no se consuela es porque no quiere.
* * *
Sigo leyendo y escuchando con atención lo que sucede en Egipto.
Esta tarde he leído un artículo en el blog de nuestra amiga Beatriz Ruiz sobre Suleimán, el número dos del Hosni Mubarak que es para echarse a temblar. Recomiendo su lectura, por lo que puede ilustrar a quienes nunca nos enteramos de lo que pasa por el mundo. Este tipo, por lo que se dice en tal artículo, parece que tiene cierta preferencia por torturar a personas que piensan de modo diferente y que pueden resultar algo peligrosas para sus intereses.
Un angelito, vaya.
Antes de ponerme a escribir estas notas, también he leído el último comunicado de la cúpula del Ejército egipcio que se ha quedado al mando del país. Según entiendo de sus palabras (que me temo son casi una traducción automática del inglés y que necesitarían algún pulido por parte de los correctores de estilo de El País), pretenden pilotar con cierta velocidad una transición hacia una democracia libre y para ello piden la colaboración del pueblo. En otras palabras, que nadie se desmande, que llegaremos a la democracia, pero no de cualquier manera.
Esperemos que funcione.