Cómplices

Jueves, 3 de febrero de 2011

Hoy es buen día para sentirse bien.
Como comentaba ayer en el blog de María Sangüesa, a colación de su entrada en que nos regalaba con la canción "Calle Melancolía" de Joaquín Sabina, uno vive en esa misma calle, aunque sea en otro edificio diferente del poeta cantautor madrileño.
Pero hoy no, hoy hay que disfrutar, al menos con una sonrisa, de esta jornada.
Sé que son pequeñas cosas, pero son cosas que importan a este corazón. La novela Oscurece en Edimburgo, escrita entre siete 'plumigos' que díría Marcos Alonso, ha cruzado ya, por fin, este mundo de Internet.
Hoy se acaba de asomar al mundo real, mediante la inclusión de una referencia en la prensa de papel, además de la digital.
El Adelantado de Segovia en su página catorce recoge una noticia sobre ella.
Ya sé, repito, que es una miguilla de pan, pero uno tiene derecho a la sonrisa...
Y es que, entre quienes me rodean y no conocen el blog, ya se sabe que he formado parte de un grupo que ha escrito una novela.
El mundo sigue igual. Ahora mismo dice la prensa que el número de muertos en Egipto a causa de los enfrentamientos que se están produciendo es indeterminado.
Ángela Merkell pide más ajustes en la economía española.
* * *
Esta tarde he salido a pasear.
Un largo paseo.
He aprovechado que el sol ha decidido contemplar esta parte del planeta con detalle y me he dedicado a oxigenar la cabeza.
Cuando volvía, he entrado en el estanco a comprar tabaco y el estanquero me ha reconocido en el periódico. Y eso que la foto es de hace más de seis años, cuando usaba más barba y sobre todo más kilos.
Gracias al artículo de la bítacora de Alena he descubierto el blog de Maruja Torres, lo cual es un descubrimiento grande, pues no sabía que lo llevaba. Ya lo he enlazado en la columna de la derecha del blog.
Espero que esta noche los versos no se me escurran como si estuvieran dormidos antes de haber nacido siquiera.