Cómplices

Viernes, 11 de febrero de 2011.

Quien vive conmigo, tiene que columpiarse sobre mis silencios, una y otra vez, tantas veces, tantas, que quizá se convierta en uno de sus habitantes, quizá ocupe una de sus esquinas, a veces, incluso, como un viajero osado, se situará en su propio centro, pero se encontrará con la feroz oposición de mis pensamientos, y mis deseos, embocando la salida de versos imposibles o de historias con menos cabeza que pies.
Sin embargo, allá donde nadie accede, hay una tormenta de palabras y sus absurdas combinaciones. Algunas veces llego a creer que, en verdad, me muevo entre fuegos artificiales o rugidos de criaturas extinguidas hace tanto tiempo, que me da miedo, mucho miedo entrañar mi mirada.
Pero no queda otro remedio.
O estaría retorciendo el latido de mi corazón.

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Creo que explica muy bien el fondo que subyace en algo similar a lo que dejé anotado durante la madrugada. Si alguien sigue por aquí, o llega más tarde, recomiendo con mucho afán que se lea este artículo que está en la revista digital Ágora, papeles de arte dramático
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Me llegan, casi al mismo tiempo, invitaciones para asistir o participar a diversos actos literarios y poéticos. Por desgracia, para mi desgracia, no puedo estar en Madrid en la I Tertulia Poética del Café Cósmico (¡Cuánto lo siento, María!), ni en Zaragoza (con mis amigos  de 3de3 Pilar Aguarón, Anabel Consejo y José Antonio Frades), ni otra vez en Madrid mañana, o en Alicante para el mes de mayo. También Norberto García ha publicado un post en el que nos relaciona a todos los poetas (¿poeta yo?) que participaremos en el recital que se ha de celebrar en el Teatro Juan Bravo de Segovia el próximo 26 de marzo con motivo del II día Internacional de la Poesía...
¿Sigo...?
A veces pienso que quizá sean excesivos este tipo de actos; en otras ocasiones me parece que aún serían necesarios más, a ver si conseguimos llenar el mundo de versos y sensibilidad, de palabras y pensamientos que nos saquen de la mediocridad imperante; luego me da por pensar lo que tantas veces repite mi padre, 'lo que abunda no daña'... Hasta que llego al pensamiento (que más bien parece una tentación del diablo) de que los que escribimos somos más que los que nos leen.
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A las siete y cuarto de la tarde me he enterado de que Hosni Mubarak ha caído, ha huido, ha dejado el poder. La multitud sigue en la calle, esta vez mostrando una enfervorizada alegría.
Parece que han logrado el primer objetivo.
De una primera lectura urgente de las noticias que se publican en la prensa, se deduce que ahora el ejército egipcio se hará cargo de la situación.
Desde este humilde lugar, hago votos porque este paso sea el definitivo para que la sociedad egipcia alcance las cotas de libertad y democracia que se merece y que necesita, como cualquier otro pueblo sobre la tierra.
También es mi deseo que el viaje hacia la democracia sea lo más rápido, tranquilo y transparente posible.
Quien dijo que los países norteafricanos están comenzando a vivir un proceso similar al que al principio de la década de los noventa llevó a los países del este de Europa a liberarse del yugo de la extinta Unión Soviética, parece que pueden estar acertando en sus pronósticos.
Estos vientos de libertad llegarán a otros países de la zona, soplarán hacia el este y hacia el oeste... Sólo deseo que ciertas situaciones ya vividas en otros países del área, no se repitan en Egipto o en Túnez... Malo sería que otro tipo de yugo viniera a ocupar el que ahora deja vacío Mubarak... Y también sería un error garrafal, una prueba evidente de nuestro orgullo occidental, que pensáramos que nuestras soluciones son siempre válidas para otros pueblos.
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Acabo de recibir la noticia de que Fernando Jiménez Ontiveros ha sufrido dos infartos en pocos días y ha tenido que pasar por el quirófano.
Parece que está fuera de peligro y que pronto se recuperará.
Recuerdo que el domingo pasado, a cuenta de mi poca presencia en los blog amigos en estas fechas, le escribí un correo para pedirle disculpas y para explicarle mis motivos. Como respuesta recibí un texto en el que me decía que me olvidara de comentarios, al menos en su blog, y que me dedicara a mis versos. Y dijo más, dijo algo que me emocionó, algo que me hizo intuir una vez más la importancia que tienen los versos, me dijo que yo era joven y que se necesitaban los poemas de los jóvenes.
Fernando es una persona afable, entrañable y con unas profundas convicciones en todos los órdenes. Es un enamorado de la literatura y, como tantos otros, ha recalado en la playa de mis letras mostrándome una admiración y un afecto que sirven, entre otras cosas, como vitáminas para esta tarea.
Espero que se restablezca en plenitud pronto.