Cómplices

Viernes, 30 de septiembre de 2011

Tal que un océano la poesía. Tal que un inmenso océano de palabras, imágenes, ritmos, pero sobre todo jirones de almas, pedazos de pasión, trozos de quejido, coágulos de sangre vertida, extractos de esperanza, tragos de amor, puñados de miseria…
Sobre estas cuestiones y sobre otras, quizá colaterales, quizá subterráneas, hablaba con una amiga a través del correo electrónico esta mañana. Al enviar mi carta (suelo distinguir entre simples mail o correos y cartas, y lo hoy ha sido una carta), he decidido darme un cazcaleo por los blogs amigos. Al llegar al de Paloma Corrales, he descubierto que había nueva entrada anunciando el programa de Conv3rsando, así que allá he ido…
Y para mi sorpresa, o no tanto, el programa de este mes era/es un recopilatorio del recital celebrado con motivo del V Encuentro de Poetas en la Red el fin de semana pasado en Sigüenza. Y ha resultado ser como una confirmación en imágenes y sonidos de todo cuanto acababa de escribir en esa parte de la carta.
La Poesía nos conduce. Ella es quien perdura desde los primeros tiempos de la historia humana. Nosotros, los poetas, más allá de nuestra calidad, somos una gota de agua o un pequeño arroyo o un hondo río, pero al final desembocamos dentro de ese mar inmenso, incesante, inabarcable… O somos un eslabón en una cadena cuyo inicio se hunde en la bruma de la historia y su final coincidirá con el de nuestra especie…
Allí, ante mis ojos, han desfilado en poco más de catorce minutos fragmentos de los poemas leídos por quienes participaron y disfrutaron del encuentro. Poemas de todos los estilos, de todos los temas, de todos lo metros, de todas las rimas… Una sucesión de poemas que vienen a confirmar esa teoría. Todo lo que en el programa se ve y escucha es Poesía y, sin embargo, al igual que ocurre con los rostros, siendo todos humanos, cada uno tiene sus propias facciones. Así como ningún rostro es el rostro de la Humanidad, ningún poema es la Poesía, y, sin embargo, cada rostro representa a la humanidad, cada poema encarna la Poesía.
Cada poeta es consciente del esfuerzo que ha realizado para labrar su verso, y quizá por ello, a veces se pierda la perspectiva y pensemos que el nuestro es el mejor verso… Pero eso no importa o importa menos. Al fin y al cabo el poema vuela o se lee y llega el verso al corazón que importa en el momento justo, y allí se obra el milagro: renace la Poesía.
Y no importa el poeta. O si importa, importa menos que el poema, porque al final seremos –en el mejor de los casos- un nombre, pero lo que quedará, si es que queda, serán los versos, porque lo que queda, lo que continúa, lo que no concluirá mientras haya un ser humano sobre la faz de la tierra será la Poesía.
Es ella a quien le debemos respeto, y por ese respeto que le debemos, cuanto antes se desnude nuestro afán protagónico, mucho antes será nuestro verso clara, limpia y nutricia gota que saciará algún corazón sediento, será nuestra palabra espoleta que abra el camino hacia la justicia.
Nada más.
Nada menos.
Y ahí están los versos de los colegas ensartados entre sí, formando un racimo para degustar un eco de lo que sucedió en la ciudad del doncel…
Hermoso programa realizado por una poeta que se ocupa en difundir la obra de los demás, hermoso homenaje a la Poesía: poetas leyendo versos, poetas construyendo Poesía.