Cómplices

Sábado, 1 de octubre de 2011

Hoy te he reconocido. Hoy no estabas tan lejos. No es posible cantar victoria, pues los laberintos, además de intrincados suelen tener en sus recovecos umbríos la presencia de odiosas criaturas que se afanan en que los humanos no emerjan a la superficie.
¿Y serán los versos de otoño salvavidas, o al menos parihuelas?
Al final los versos sólo llegarán para contarlo, para parecer que curan el daño, cuando en realidad sólo sirven para cantarlo o gemirlo.
Quizá sea el instante de abrazarse a la esperanza, convertirse en su sombra, proceder con todos los artes de seducción para que me haga caso, para que me considere entre sus aliados. Y por si acaso indagar en los poemas, olvidarme de lo que no importa y nadar entre los poemas del mundo.