Cómplices

Jueves, 27 de octubre de 2011

Un día para la melancolía. Desde la mañana hasta el final de la tarde, la lluvia, como versos quebrados, ha ido matizando cada uno de mis pasos o de mis pensamientos.
Si pudieras leerlos –que la injusticia de tu vida te lo ha impedido- te regalaría hoy unos cuantos libros de poesía. Hoy que parece que el dolor es un poco menos intenso, hoy que parece que el horizonte se ha aclarado un poco hacia el futuro, pero aún la tempestad se aglomera como un tumulto de chacales sobre ti…, te regalaría algunos versos, pero la injusticia te ha hurtado esta opción. Y después de la injusticia, llegó la vergüenza, y luego el miedo, y ahora... Ahora es tarde... Ahora ya es tan tarde... También sé que no leerás estas palabras, ni siquiera te diré que las he escrito. Pero cada una de ellas está colocada pensando en ti…
Después de haberte dejado esta mañana, y ya que no he estado en el trabajo, he vuelto a casa y dentro del ordenador me he encontrado con otro programa de Paloma Corrales. Resulta que hoy han emitido la entrevista que le ha hecho a otra poeta, Carmina Casales. No la conocía de nada.
Es imposible conocer a todo el mundo, pero, ¿sabes?, me he enfadado mucho, porque nunca nadie me ha hablado de ella. Es tan injusto. Que a mí no me conozcan es normal, tiene explicación. Ya sabes que poco tengo que decir, por muchos versos que haya escrito. (Mira, cuando esto lo lean algunos de mis amigos se van a volver a enfadar conmigo; pero a ti te puedo decir la verdad, a ti que no leerás nunca todo esto: están equivocados: el mundo está lleno de grandes poetas desconocidos, de hombres y mujeres que escriben con tanta o más calidad que otros que sí son reconocidos y que incluso llegan a ocupar algún artículo de vez en cuando en un periódico de tirada nacional; pero no yo, yo apenas sé medir los versos, apenas sé intuir alguna imagen que apunte hacia alguna idea un poco honda).
El caso es que esta poeta alcarreña es una grandísima poeta, que escribe con una hondura y una belleza de muy altos vuelos. Con sus metáforas te invita a entrar en pensamientos muy especiales. No se limita a lo más habitual, ella busca sus propias imágenes. Parece que le llaman la Poeta del Amor, acaso por un libro –quizá el que tuvo más fama-, pero a mí me parece -como le parece a Paloma y le parece a ella- que va más allá. A ella le interesa el ser humano todo lo que le sucede, todo lo que le duele. Eso sí lo entiendes, estoy seguro. En el fondo, me parece, eso es la poesía: intentar explicar o, mejor dicho, poner luz al dolor y a la esperanza de una especie que tiene la dicha y la desdicha de vivir haciéndose preguntas todo el día, toda la vida. Bueno así lo veo yo, lo mismo estoy equivocado; probablemente esté equivocado, probablemente la poesía sea mucho más que eso aún. Pero no me sé explicar mucho mejor.
Te cuento estas cosas, porque no vas a ver tampoco la entrevista. No saldrá por la televisión, y aunque saliera, y aunque la vieras, quizá no la entendieras. ¿Ves? Al escribir esto se me allegan dos heridas al corazón una detrás de otra. ¿Cómo no voy a llorar, aunque sea hacia adentro? No saldrá por la televisión, porque la poesía no interesa a casi nadie, a cuatro locos como yo que prefieren bucear sumergidos en versos. Pero es que si no interesa, es porque es peligroso que interese. Lo escribió otro poeta, la poesía es un arma cargada de futuro. ¿Sabes por qué? Sobre todo porque quien aprende a leer poesía, aprende a pensar por su cuenta, y no hay nada más peligroso que pensar libremente. La libertad nunca ha interesado a los políticos, ni a los curas, ni a los que manejan los dineros...
¿Sabes qué me ha llamado más la atención del programa, además de la fuerza y la hondura de los poemas que ha leído Carmina…? El principio. Los primeros cinco minutos, que al final de la conversación se entienden todavía mejor. Y quizá me ha llamado tanto la atención, porque en esto soy demasiado diferente de ella, o era demasiado diferente. Ahora (a la vejez viruelas, dirías tú), me voy percatando de la verdad y la razón que lleva Carmina Casales. Ella no publica, porque no ha escrito nada mejor que lo que ha escrito hasta ahora. Ella es la primera y más feroz crítica de su obra. Ella opina que la cantidad no tiene nada que ver con la calidad. Y me preguntaba, mientras escuchaba sus palabras, cómo se aprende a ser crítico con uno mismo, cómo uno es capaz de desechar tanta broza de lo mucho que escribe, cómo se puede sacar el alfanje y sajar los versos que has escrito poniendo todo el alma, duele tanto, me duele tanto... Pero ya voy aprendiendo, ya voy encontrando la propia manera de hacerlo.
Después de haber de visto el programa me he quedado un buen rato suspenso, sin hacer nada o casi nada. En algún otro lugar escribí una vez que, quizá lo peor que me pudo pasar hace más de treinta años es que me adularan tanto. Pero ya no merecen la pena esas reflexiones. Lo que importa es el futuro, es el camino, es dar los pasos adecuados y tranquilos, no precipitarse. Y eso he aprendido escuchando a esta mujer.
A veces no por escribir más se dicen más cosas, ni se dicen mejor.
Hoy me he vuelto a dar cuenta de que lo tengo por aprender, de que mis pasos son aún pasos iniciales, casi como cuando aprendía andar y me caía tantas veces, ¿te acuerdas?
Y sigo diciendo, lo que digo después de ver una de estas emisiones, a Paloma no se le reconoce lo suficiente esta tarea, ni a VeoGuada TV, que ha apostado por incluir en su parrilla un programa dedicado a la poesía. Que yo sepa –claro que yo no veo casi la televisión- no hay ninguna cadena que dedique media hora a la poesía. Como mucho, algunos minutos en algún programa dedicado a los libros, si es que aún existe.