Ahora dejo un leve rastro de granos de arroz sólo para decir que también el otoño almacena felicidad en sus entrañas, aunque éstas sean grises, lluviosas, fresquitas e inviten a la melancolía, e incluso a escribir poemas llenos de lágrimas o lápidas de cementerios dentro de una caja de bruma.
A veces el corazón y los labios desmienten al paisaje.