Me planteo este cuaderno virtual de 2015 —que preveo ‘guadianesco’—,
como el trasunto del ritmo sincopado de mis latidos. Intuyo que será la
velocidad de mi corazón la que marque su ritmo.
Ahora
mismo siento que lo de fuera, salvo acontecimientos poco deseables, no será
capaz de movilizar mis dedos. Me ha costado tanto abrir este archivo virtual…
Si no vertiera mis letras en el blog, casi seguro que aún no lo habría iniciado.
Será pereza, o será que me siento exhausto, al borde de una encrucijada con
tantas opciones que la indecisión se hace carne de mi carne, o será,
simplemente, que la atención continúa puesta en lo que en verdad me importa, y
las palabras son meros adornos.
Aunque
sepa a ciencia cierta que no podré dejar de escribirlo, no tengo tan claro que
lo haga con la misma constancia. Y no será porque de pronto deje de necesitar
sus poderes lenitivos sobre la salud de mi ánimo, sino porque ahora mismo no
tengo las mismas fuerzas…