Cómplices

Reconocer las limitaciones propias, no debe tomarse como declaración de insolvencia o inutilidad, sino como trabajo de ingeniería de las aptitudes para no salirse del trazado de nuestro sendero y así llegar más lejos. Luego será la ingeniería del corazón, poniendo a toda potencia los caballos de vapor de las actitudes, quien determinará la distancia que se pueda avanzar. No competimos contra nadie, salvo contra nosotros mismos: nuestra pereza y nuestro miedo, nuestro pesimismo y nuestra tristeza.