Cómplices

Luis Felipe Vivanco lo escribió mucho mejor:
Cuando se ha quedado uno tan aburrido, tan indefenso, tan pobre hombre dentro de un caserón, tan en la cama, que se ha puesto a leer un novela de Tarzán de los monos… No estoy triste, sin embargo, ¡y la puesta de sol y el crepúsculo son tan bellísimos y apacibles por todos los balcones! El color de las nubecillas compite con las coloraciones de la tierra o de las fachadas, o de los tejados (…). Lo inmediato es uno mismo: el propio cuerpo. Todo depende de eso. Y sin embargo…
(Luis Felipe Vivanco. Los cuadernos de Segovia. Estancias y vagancias.)