Continúo decantando mi próximo
poemario. He acabado la primera versión después de cuatro o cinco borradores. Ahora
otra idea comienza a aflorar con fuerza.
Es una idea extraña, algo que me lleva
sorprendiendo durante todo el día. Quizá sea una locura, algo así como un salto
en el vacío, pero en algunas ocasiones es inevitable arriesgarse.
Quizá mañana mismo me arrepienta y dé marcha atrás,
pero sé que si no me pongo manos a la obra el runrún no dejará de zumbarme.
De pronto vuelve el afán, la sensación de una tarea
inaplazable y absorbente, aunque sirva de poco, aunque sea una locura, aunque
parezca más bien el triple salto mortal con pirueta y sin red.
Veremos.