De
pronto, como cuando el sol abre las nubes, ha llegado una idea. Hasta ese momento, la mañana,
acuciada por cierto sentimiento de bloqueo que produce la falta de asunto para
tener escrito a tiempo el artículo comprometido, ha sido un ir y venir por
ideas vagas o excesivas, quizá semillas para un futuro que la inmediatez de la
fecha impiden.
Pero al llegar, como un resplandor fugaz la imagen necesaria, hasta el tiempo sobra y todo
vuelve a su ritmo preciso, a su devenir adecuado.
Y el domingo
puede retornar a su sosiego.