Justo un
mes después, me han desbloqueado la cuenta de Facebook. Y he aprendido en
este tiempo algunas cosas.
Pero quizá la más
importante de todas es que en poco tiempo, se han fraguado relaciones bastante
sólidas. También se han profundizado otras que apenas existían.
Esta es la
parte que más me interesa, la zona humana de esta red social…
Sin embargo he
aprendido que intentar derrotar a protocolos estandarizados y tratados por máquinas
es algo tremendamente absurdo, casi imposible. Facebook es una especie de
monstruosidad sin alma. Casi mil millones de seguidores en todo el Planeta lo
convierten en una herramienta poderosa. Una herramienta que puede servir para
lo mejor y lo peor. En todo caso, aunque la herramienta en sí misma sea inocua,
hay que saber en qué territorio nos movemos.
Pero también
hay que saber que también tiene sus resquicios. Quizá, como tantas
organizaciones o instituciones en esta vida, le derrote su avaricia.
Perder un
cliente debe estar mal visto por la organización.
Si lo sé,
intento darme de baja hace días.