Cómplices

Jueves, 26 de abril de 2012


Lanzo al viento mis palabras. No sé si este hecho sirve para algo. Ni siquiera sé si me sirve a mí mismo, pero lo hago con la tenacidad del agricultor empeñado en sembrar la semilla a sabiendas de que, en el fondo, está en manos de variables que pueden alterar todo su propósito.
Llevo meses diciendo que nos acercamos al abismo. Llevo meses diciendo que el borde del precipicio está cerca. Llevo meses diciendo que esta crisis, provocada por la desmesura del neo-capitalismo y sus gurús, nos conduce al estado de neo-vasallaje.
Acabo de leer que una de las agencias de calificación (o sea quienes realmente establecen cómo han de fluir de los capitales y los inversores) ha rebajado la calidad de la deuda española a BBB+ con perspectiva negativa.
España ya es un país bueno, bonito y barato para los especuladores.
Añadamos otro neo a los dos anteriores: neo-colonialismo (esta vez especulativo).
Entretanto, sigamos haciendo reverencias a las políticas neoliberales, al fin y al cabo son las únicas que sirven para que el más fuerte devore al más débil que, como todo el mundo sabe, es la verdadera esencia de los seres humanos.