La mañana
era luminosa. Junto a los restos de la mirada de San Juan de la Cruz, los
poetas contemplábamos esa luz, ese cielo, ese perfil nítido de una ciudad,
cuyos cambios se producen aún al ritmo de la vida…
Como siempre
sucede en estos encuentros, acabas encontrando a personas que por alguna razón
riman con los propios anhelos, o latidos, sin que por ello tenga que existir unanimidad
de pensamiento o coincidencia.
Es otra cosa. Algo
difícil de explicar, porque quizá la única explicación es una experiencia.
Una de estas
personas fue mi tocayo, Amando García Nuño. Hablamos poco, y sin embargo no
hizo falta más.
Esta mañana,
mientras leía las novedades de algunos de los blog que sigo, me he encontrado
con un regalo inesperado.
He de confesar
que la costumbre de otorgar distinciones o regalos entre las bitácoras de cada
quien no es lo que más me atraiga de este mundo bloguero. Y si no las espero,
ni las reparto, menos aún las espero para este cuaderno que duda y tiembla
entre lo público y lo secreto, espacio al que he privado (con toda intención)
de imágenes, enlaces, etcétera, salvo las fotografías de quienes siguen estas páginas,.
Alguien, sólo
me puedo remontar a Rafael Caunedo, pues el enlace al que él remite envía a un
blog en apariencia inexistente, decide iniciar la cadena. El asunto es muy
sencillo en cuanto a su procedimiento: entre los blogs que sigue bloguero, se
seleccionan cinco de sus favoritos (siempre y cuando tengan menos de doscientos
seguidores) a quien se les otorga la distinción Liebster
Blog. Al mismo tiempo se les comunica esta distinción y se ruega que
hagan lo propio.
Esta mañana me
he encontrado con la sorpresa. Entre los cinco seleccionados por Amando, había
otros dos blog que ya conozco, uno de ellos de mi amiga Anabel, con lo que la
alegría ha sido mayor aún.
Ahora yo tendría
que seguir con esta cadena, y debería señalar cinco blogs de los que más me
gustan con menos de doscientos seguidores, etcétera, etcétera…
Puesto que las
normas se hicieron para ser rotas y trasgredirlas, no dejaré aquí la señal de
esos cinco blog. Para mí es un dolor de cabeza semejante asunto, porque elegir
cinco, es incompleto e injusto, porque no quiere decir que haya otros cinco o
quince o cien que me gusten tanto como estos, porque mi criterio no es
precisamente un criterio a tener en cuenta, porque me dejo llevar por los
impulsos. Por suerte, muchos de los que sigo tienen más de doscientos seguidores;
pero aún así me salen más de diez o doce blogs con menos de doscientos
seguidores entre los que me sería muy difícil elegir.
En todo caso, gracias,
Amando, de nuevo, por haberte acordado de mí y de este rincón que apenas es un
susurro.