Cómplices

Lunes, 11 de junio de 2012


No quise ayer enturbiar las palabras sobre la exposición en Santa María de Nieva de mi hermano con otros pensamientos que atribulaban mi corazón.
A veces es duro tener que aconsejar ciertas cosas a tus propios hijos. Cuando llega este momento, uno se da cuenta de que el mundo en el que vive se ha convertido en pura jungla. No se trata ya de barruntos más o menos apocalípticos por mi parte, sino de responder a dentelladas concretas, a golpes precisos. Tener que aconsejar paciencia o resistencia, cuando en tu interior sientes un incontenible impulso de rebeldía, a uno le deja minado, por más que aparente serenidad.
Cada día esta sociedad se acerca a equiparar salarios con limosnas. Se trata, a la postre, de que el trabajador acabe por dar las gracias —si fuera posible con genuflexiones— al empresario que ha tenido a bien contratarle. Es, dirán los más puristas defensores del sistema, la aplicación lógica de las teorías capitalistas: si hay pocos que aspiran a un puesto, habrá que pagarlo bien, si cualquiera aspira a él, se pagará menos. ¿Cuánto tiempo se tardará en pagar un euro por una hora de trabajo? No sé por qué hago estas preguntas retóricas, cuando ya se ha propuesto que ciertos trabajos sean realizado por altruistas voluntarios. Hablo, por si no ha quedado claro, o por si surgen dudas, de trabajo legal, con contrato, seguros, etcétera… De los otros mejor no ni hablar. De momento, alguien por quien daría mi vida sin dudarlo ni una décima de segundo, tiene que tragar con dos euros y medio la hora, cuando ayer mismo, supuestamente, era el doble.
A mi modo de ver —y lo he dicho ya muchas veces—: el capitalismo moderno, ajeno a los controles públicos, es el mal absoluto, porque hemos dejado que campe por sus respetos, sin ningún control de su verdadero amo, a un monstruo que nunca queda satisfecho. Si no acabamos pronto con él, él será quien acabe con nosotros.
Por suerte, y soy consciente de lo que digo, a pesar de este tiempo de dificultad, hay fuerzas más potentes que terminarán por vencer a los tenebrosos poderes del mal.