Cómplices

Lunes, 25 de junio de 2012


Somos frágiles. Somos efímeros. Es cierto. Son ciertas las dos cosas, y cualquiera lo puede comprobar a diario, casi a cada instante.
Y sin embargo, también somos resistentes, casi imbatibles y aspiramos a la eternidad con la misma intensidad con la que el tiempo ejecuta sin descanso su partitura.
Hay en nuestra esencia una suerte de contradicción o de paradoja que nos define o nos confunde. Tenemos mucho de agua que fluye, pasa, huye… Y también tenemos mucho de piedra, de lecho sobre el que se desliza esa agua.
El mundo en que vivimos sigue siendo mundo en medio de la madrugada, o cuando le empapa la luz del sol; sigue siendo el mismo cubierto por la nieve del invierno, o abrasado por el calor del desierto.
Somos frágiles y resistentes, efímeros y eternos. Somos humanos.
¿Hay un viaje más largo y complejo que intentar descifrarnos? ¿Existen paisajes más sugestivos que los perfiles de un corazón? ¿Se puede recorrer un territorio más variado y plural que la geografía humana?