Cómplices

Domingo, 4 de noviembre de 2012


Llueve.
Llueve con la insistencia de un deseo imparable. Llueve con la intensidad de los besos amantes. Llueve con la premura de unas caricias enredadas en la piel deseada. Llueve con la avidez de la sed. Llueve como la melancolía inunda las espadañas de la mirada. Llueve y noviembre se hace más íntimo y vulnerable. Casi como un cachorro que tiembla perdido en su soledad.
Llueve.