Cómplices

Viernes, 14 de diciembre de 2012.


(421 aniversario de la muerte de Juan de Yepes —San Juan de la Cruz—)
Sigo un poco obsesionado con la historia navideña de este año. Debería haberme rendido ya, pero no lo he hecho. Algo dentro empieza a martillearme la cabeza en cuanto que tengo un minuto sin ocupación. Incluso cuando la tengo, percibo al fondo de mi cerebro palabras, ideas, preguntas. Mientras paseo, mientras leo, cuando me fumo un cigarrillo, mientras me despachan en la tienda, al contemplar los arcos navideños que se columpian en el viento de este día desapacible… Incluso cuando estoy a punto de dormirme me asalta una idea como una liebre traviesa.
Sin embargo, todas las desecho. Ya tengo cuatro documentos con cuatro posibilidades, pero todas cojean, todas adolecen de graves carencias…
Supongo —porque me conozco lo digo— que hasta que no pase el día de Reyes, suponiendo que antes no se haya producido el milagro, no cejaré en el empeño, aunque se trate de un cuento navideño retrasado…
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Con tanto ajetreo interior, no he podido disfrutar como se merecen los libros que me MJ me envió desde Málaga.
Conozco “Cuaderno del Delirio” de Elvira Daudet. Lo disfruté, releí varias veces en la edición digital que hizo Alacena Roja a cargo de Luisa Navarrete, y hasta me atreví a reseñarlo en Alenarte Revista. Pasado al papel por EdicionesEvohé parece diferente. El contenido es el mismo, mas algo sucede en el proceso que va desde lo digital al papel que lo modifica. El soporte es más decisivo de lo que parece, y eso que uno debería ya estar más que acostumbrado a este formato electrónico. Acaso se trate de algo que únicamente nos sucederá a nuestras generaciones, pues las que nos continúen nacerán acostumbradas a leer sobre un pantalla.
Cuando ojeé “El corazón del lobo”, de Rafael Soler, también editado ahora por EdicionesEvohé, me llevé una sorpresa, pues por alguna razón no esperaba una novela de estas características, un relato tan audaz en su planteamiento formal.
(Una anécdota al hilo de estos dos libros: en muy pocas semanas es el tercer libro que me llega de esta editorial, pues unos días antes me había llegado la novela “Resquicios” de Mariano Zurdo)
Los libros llegados desde Málaga guardaban una sorpresa, como una gollería para el espíritu. Junto con el poemario de Elvira Daudet y la novela de Rafael Soler, venía una antología de la obra poética de José Moreno Villa titulada, simplemente, “Poemas” editada por la Junta de Andalucía con motivo del Día Internacional del Libro y debida a Rafael de Cózar Siervet. José Moreno Villa, desde hace algunos meses —o quizá un año— se asoma de vez en cuando a mis lecturas. Descubrí a este escritor un tanto desconocido (que es lo que suele ocurrir con muchos de los escritores de su generación, ocultos por la fulguración de algunos de los escritores de las generaciones previa y posterior —98 y 27 en su caso— y otros coetáneos) como personaje de la novela de Antonio Muñoz Molina “La noche de los tiempos”. A partir de ese momento, su presencia en artículos, u otros libros —incluso no contemporáneos— es relativamente frecuente. Y ahora, gracias a mi amiga, podré acercarme algo más a la obra de este hombre cuya presencia en la Residencia de Estudiantes es clave y mucho más decisiva de lo que pudiera parecer.
¿Y con tanto por leer, qué pinto yo pretendiendo escribir una sola línea más y más en un día como el de hoy en que se celebra este aniversario? ¿No sería mejor hacer un buen mutis por el foro…?
A veces me lo planteo más en serio de lo que parece, pero otras veces soy consciente de que se trata de una boutade… ¿Cómo puede dejar uno de respirar y pretender seguir viviendo?